domingo, 1 de agosto de 2010
RESPETO EN LA CANCHA DE JUEGO
"El arbitraje es constante perfeccionamiento" intentando hacerlo lo mejor posible en cada partido e intentando mejorar lo que nuestros responsables de categorías nos corrijan.
Por estas causas debemos educarnos tanto en nuestra calidad técnica como humana. Intentando que se tengan los mínimos errores, que nos divirtamos, nos relacionemos y conozcamos gente con nuestras mismas aficiones o hobbies.
De esta forma el nivel del baloncesto sube, el del arbitraje sube y uno mismo se siente mejor tanto con lo que hace, como con lo que pita, aparte de poder contribuir al grupo a ser mejor.
Puede constituir un pequeño problema el hecho de que muchos de nosotros nos veamos capacitados para pitar categorías superiores y nuestros encargados de categorías no lo crean así.
Los visores cuando van a vernos a un partido nos tienen que ver no solo con lo que estamos haciendo en ese partido, sino que deben imaginarse como lo haríamos cuando pitásemos un partido de la categoría superior y con las peores condiciones de partido, para saber si lograríamos llevarlo a buen fin sin dificultad.
A estas alturas es fácil darse cuenta uno mismo de su nivel, y según ese nivel, debemos fijarnos unas metas, ya sea para no caer en la dejadez y la desidia o por el contrario para trabajar más en nuestras ilusiones para alcanzar ese fin tan anhelado como es subir de categoría en un futuro próximo.
Si alguna vez se nos repite esta idea, " Otro partido más para este fin de semana " y sucede con asiduidad, lo mejor es replantearse el arbitraje y si fuese necesario pedir un descanso para meditarlo, ya que esto al final repercute en los partidos y en nuestra moral e ilusión. De hecho lo más importante es sentirse bien con uno mismo.
El arbitraje no es solo el rato en el que estamos en la cancha, es mucho más, aunque en ocasiones no nos demos cuenta. Todo depende de cómo te trate la vida, si las cosas te van bien esto se refleja en tu arbitraje, que conseguirá ganar consistencia. Por el contrario, si las cosas no van bien, aunque uno quiera aislarse en el tiempo que dura el partido, se equivoca. Esto le repercute negativamente en su arbitraje, y le puede acarrear problemas.
Con lo que se podría decir que la actitud de la persona es fundamental, siendo un pilar básico del arbitraje. Si es errónea enseguida se detectará en tu arbitraje.
Por todo esto la personalidad del árbitro dentro y fuera del campo es fundamental y debe ser fuerte, manteniendo unos principios básicos que son: Respeto y Educación
Respeto, tanto el que el árbitro debe demostrar, como el que, sobre todo los jugadores y entrenadores le deben tener. Como cualquier persona se le debe un respeto, el cual no puede ser ignorado y si esto sucede el reglamento especifica cuáles son las consecuencias de esta violación.
Pero al igual que no te pueden faltar al respeto en tu uso de autoridad, no puedes excederte y abusar de él, siendo tú el que falte al respeto de otra persona, un claro ejemplo, - Si fuésemos verdaderos jueces de un Tribunal y en un juicio un acusado nos dijese que somos XXXXX (cualquier insulto), nosotros no podríamos optar por insultarle igual que él nos insultó. Nuestra misión seria emprender acciones legales contra él, en base a unas leyes. Y nunca ponernos a su altura contestándole. – Esto trasladado al baloncesto seria pitarle una técnica o descalificador y retirarlo del juego, en este último caso, con el consiguiente informe detallando lo acontecido. El trato siempre debe ser cordial y de buenas maneras hacia todos los componentes del equipo arbitral.
Con esto se intenta que cada uno se dedique a asumir su misión en el encuentro, el entrenador a llevar a su equipo, los jugadores a jugar e intentar ganar el partido y a nosotros a conducir al partido por los cauces más legales posibles intentando que no impere la violencia ni el alboroto.
Si todos nos respetamos y nos sabemos tratar en el partido, es más fácil nuestra labor, porque si no se controlan los gestos, el vocabulario, los actos de desprecio, etc. hacia los árbitros por parte de entrenadores y jugadores se perdería el respeto y se llegaría al insulto, al menos precio e incluso en algunos casos a la agresión.
Esas actitudes deben controlarse desde el principio (y siempre sin perder el autocontrol personal), ya que en caso contrario se corre el riesgo de aumentar futuras protestas, acrecentar los errores, crear una mala fama e incluso a perder la propia autoestima en el campo, hecho que, en la actualidad es un grave fallo que puede observarse en bastantes árbitros de las diferentes categorías.
IMPORTANTE:
No se trata de aplicar con excesivo rigor el reglamento, se trata de actuar con rapidez y firmeza y ante todo con confianza en nosotros mismo. Pero siempre basándonos en lo dispuesto en el reglamento.
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